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Skina

Alta Cocina en la Milla de Oro

Con la excusa de la Media Maratón de Málaga, nos embarcamos en un fin de semana que, más allá del esfuerzo atlético, prometía ser un deleite para los sentidos. Porque correr está bien, pero comer bien es otra carrera que nos tomamos muy en serio.

El sábado 14 de diciembre, nuestra primera parada nos llevó a Marbella, a un rincón donde la gastronomía se eleva a la categoría de arte: Skina, un restaurante con dos estrellas Michelin que juega en la liga de los grandes. La exclusividad fue el primer plato de la noche, pues una vez más (como ya nos había ocurrido en Maruja Limón y NM), tuvimos la suerte de disfrutar del restaurante en absoluta intimidad. No deja de ser un lujo poder saborear una experiencia gastronómica de este nivel con la calma y dedicación que merece.

Skina no es un restaurante cualquiera. Situado en la Milla de Oro de Marbella, el proyecto del sumiller Marcos Granda ha ido creciendo hasta consolidarse como un templo de la alta cocina en Andalucía. En este nuevo emplazamiento, el espacio ha ganado amplitud y elegancia sin perder su esencia acogedora. Al frente de los fogones, Mario Cachinero, chef de raíces toledanas, reinventa la cocina andaluza desde el respeto absoluto por el producto y la tradición, pero con una ejecución técnica impecable.


Nuestra elección: Menú Temporalidad

Para nuestra cena, Skina ofrecía dos opciones de menú degustación:

🍷 Grand Cru, con un maridaje de vinos y champagnes excepcionales.
🌿 Temporalidad, un viaje gastronómico marcado por los productos de temporada.

Optamos por el Menú Temporalidad, una propuesta en la que cada plato es una oda a la estación y al territorio. Este fue nuestro recorrido culinario:

🍽 Snacks
Una selección de bocados exquisitos, entre los que destacó una bandeja con trufa que rozaba la perfección.

🐟 Tartar de Atún Rojo con «Ajoverde» de Pistacho
La delicadeza del atún rojo en contraste con la untuosidad y el sutil toque de frutos secos del ajoverde.

🦐 Quisquillas y su Caldo Thai
Puro mar con un punto exótico que recordaba a un viaje sensorial a Asia.

🍤 Carabinero, su Sopa en Amarillo y Azafrán
El carabinero, protagonista absoluto, arropado por un caldo profundo con notas especiadas.

🥄 Gazpachuelo de Sarda Ahumada y Pesto
Un gazpachuelo con una vuelta de tuerca, donde la sarda aportaba carácter y el pesto frescura.

🐟 Vierrey Gallego & «Meunier» de Ciruelas
Uno de los mejores pases del menú, con un equilibrio perfecto entre el pescado y la acidez frutal.

🥩 Solomillo de Buey, Mole, Boniato Asado & Demi-glace
Un juego de contrastes entre la potencia del mole y la suavidad del boniato.

🍊 Mango, Lima & Albahaca
Un postre refrescante y ligero, ideal tras un menú contundente.

🍰 Babá al Ron, Vainilla & Pera
Un clásico bien ejecutado, donde la pera ponía el punto de dulzor justo.

🍬 Petit Fours
El broche final con pequeños bocados de repostería.


Nuestra visión: ¿La tercera estrella está cerca?

Es evidente que Skina aspira a más. Hay una intención clara de llevar la experiencia al siguiente nivel, de pulir cada detalle hasta alcanzar la perfección. Pero, ¿están listos para la tercera estrella?

🔹 Puntos fuertes:
✔️ Ejecución impecable en todos los platos. No hubo margen para el error.
✔️ Equilibrio entre tradición y modernidad, con respeto absoluto por el producto.
✔️ Servicio exquisito, sin prisas, con explicaciones detalladas y un trato impecable.
✔️ El espacio: un restaurante elegante, íntimo y bien diseñado.

🔻 Puntos a mejorar:
Aunque la técnica es impecable, faltó el «factor sorpresa». Es decir, ese plato que descoloque, que emocione y que deje huella más allá de lo impecable.
El salto a la tercera estrella requiere un extra de riesgo y creatividad, algo que aún no percibimos al 100%.

Skina es, sin duda, un destino gastronómico de primer nivel, un lugar donde la cocina andaluza se reinterpreta con mimo y respeto. El camino hacia la tercera estrella está trazado, pero aún falta ese golpe maestro que lo diferencie del resto. ¿Lo conseguirán? Solo el tiempo y el Michelin lo dirán.

De momento, nos quedamos con la certeza de haber vivido una noche mágica, un preludio gastronómico perfecto antes de enfrentarnos a los 21 kilómetros de la Media Maratón de Málaga. Porque si algo nos motiva a correr… es saber que después nos espera una mesa de este nivel.

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