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Chirón

Para culminar nuestro fin de semana gastronómico, nos dirigimos a Valdemoro, una ciudad que nos cautivó, para disfrutar de un almuerzo excepcional en el restaurante Chirón, distinguido con una preciada estrella Michelin. Este establecimiento nos ofrecía el tentador menú degustación Tajo, una experiencia culinaria que prometía deleitar todos nuestros sentidos.

Nada más llegar, fuimos recibidos con una cálida bienvenida, donde las siguientes delicias nos aguardaban:

Bienvenida:

  • Croqueta melosa de jamón ibérico / La aceituna de vermut Zecchini de Valdemoro: Un inicio prometedor que despertó nuestro apetito y anticipó la sofisticación de la experiencia.
  • Infusión de caza menor / Tasajo de ciervo: Un dúo exquisito que nos sumergió en los sabores de la tierra.

Pan, aceite y mantequilla:

  • Selección de aceites y mantequillas de la Comunidad de Madrid: Un toque regional que añadió profundidad y complejidad a nuestros acompañamientos.

Claves cinegéticas:

  • Vieira de monte / Curry verde de la Vega con guisante lágrima / Perdiz a la toledadna: Una combinación de sabores y texturas que nos transportó a los paisajes y tradiciones locales.
  • Yogur de morcilla: Una sorpresa intrigante que despertó nuestra curiosidad y deleitó nuestro paladar.

Cocido madrileño:

  • Brioche de ropavieja, caviar de Daganzo y la sopa: Una interpretación creativa y deliciosa de un clásico de la gastronomía madrileña.

Ruta por las vegas:

  • Mojete de tomates semisecos con sardina y aceituna Kalamata: Una explosión de frescura y sabor que capturó la esencia de la cocina mediterránea.
  • Ostra con polvo helado de tomate y pepino encurtido: Una combinación única que nos dejó sin aliento.
  • Soldadito de Pavía / Guiso de callos de bacalao a la madrileña: Platos tradicionales reinventados con maestría y creatividad.
  • Patatas a la importancia con cococha de merluza y centolla: Una deliciosa mezcla de sabores y texturas que nos sorprendió gratamente.
  • Arroz socarrat de vieira y alioli: Un plato reconfortante y lleno de sabor, que nos transportó a la costa con cada bocado.
  • Wellington de ciervo: Un clásico reinventado con un toque de elegancia y sofisticación.

Postres:

  • Mojito de anís de Chinchón y melón de Villaconejos: Un final refrescante y lleno de sabor que cerró la comida de manera magistral.
  • Las Rosquillas de mi madre: Un toque casero que añadió un toque de nostalgia y calidez a la experiencia.

Dulces:

  • Financiero de almendras / Nube de violetas / Gominola de Frambuesa: Un final dulce y decadente que nos dejó con ganas de más.

A pesar de la pequeña confusión inicial con el personal, que resultó en una ligera variación en el orden de los platos, quedamos completamente impresionados con la calidad y la creatividad del restaurante Chirón. Sin lugar a dudas, una experiencia gastronómica que recordaremos con cariño durante mucho tiempo.

Tipo de cocina

Moderna

Menú

  • Tajo

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